La amenaza de la mosca del olivo y la necesidad de alternativas
La mosca del olivo (Bactrocera oleae) sigue siendo el principal parásito que afecta tanto a la cantidad como a la calidad de las aceitunas y del aceite, comprometiendo sus propiedades sensoriales y nutracéuticas. La prohibición del dimetoato en 2020 y las crecientes restricciones al uso de insecticidas químicos han impulsado la búsqueda de soluciones preventivas y sostenibles.
Las redes antiinsectos, ampliamente consolidadas en fruticultura, se presentan como una estrategia prometedora también para el olivar. Estas no solo bloquean la puesta de huevos de los adultos, sino que además pueden favorecer el microclima del cultivo, protegiendo frente a exceso de radiación solar, viento, granizo o lluvias intensas.
Evidencia experimental: reducción casi total de los ataques
Un ensayo llevado a cabo en 2021 por la Universidad Politécnica de Marche -recogido por L’OlivoNews de Pieralisi-, con olivos adultos cultivados en macetas policónicas, demostró que las redes “Monotex 50” redujeron los ataques de la mosca a niveles mínimos (menos del 1-2%).
Además, los árboles bajo red presentaron frutos de mayor tamaño y brotes más largos durante el periodo de crecimiento, sin diferencias significativas en la fotosíntesis respecto a los testigos.
El principal límite identificado fue el alto coste de material e instalación, lo que restringe su aplicabilidad generalizada.
Impacto sobre el microclima
Otro experimento desarrollado entre 2015 y 2016 en Mogliano (Marcas) evaluó dos variantes de red de polietileno en un olivar de ‘Piantone di Mogliano’.
Los resultados mostraron una reducción de la radiación lumínica entre el 27 y el 33%, un descenso medio de la temperatura interna de 1,2 °C (hasta –1,5 °C en julio) y un aumento de la humedad relativa en torno al 4-5% en verano. Estos efectos contribuyeron a mitigar el estrés ambiental en momentos críticos para el olivo.
Experiencias en sistemas superintensivos
En la zona de San Casciano in Val di Pesa (Florencia), la instalación de mallas en un olivar superintensivo confirmó la eficacia de la técnica: se impidió por completo la puesta de huevos, no se registraron enfermedades fúngicas y la producción se mantuvo estable en torno a 80 q/ha.
Además, la cobertura redujo el vigor excesivo y la aparición de chupones, favoreciendo la adaptación de variedades vigorosas a este modelo de cultivo. Aunque los costes siguen siendo elevados, en sistemas superintensivos la técnica se consideró económicamente viable.
Viabilidad económica: ¿cuándo merece la pena?
El elevado precio de materiales y mano de obra continúa siendo el mayor obstáculo para una adopción masiva. No obstante, las redes antiinsectos resultan especialmente rentables en tres escenarios:
- Producción de aceitunas de mesa, donde la valorización del fruto es mayor.
- Cultivo ecológico, al no poder emplear insecticidas químicos.
- Sistemas superintensivos, con instalaciones más sencillas y rendimientos más altos.
La optimización de la gestión del dosel y mejoras en las técnicas de instalación podrían reducir los costes a medio plazo, ampliando así su aplicabilidad.
Conclusiones y perspectivas
Las redes antiinsectos representan una herramienta sólida dentro del manejo integrado de la mosca del olivo, con beneficios claros en la protección del fruto, la calidad del aceite y la resiliencia del olivar frente al cambio climático.
Si bien hoy su rentabilidad depende del tipo de explotación, los avances tecnológicos y la integración con otras soluciones —como el uso de drones para monitoreo o tratamientos localizados de “atraer y matar”— pueden convertirlas en una estrategia aún más eficaz y sostenible en el futuro.